¡Siembra un mundo mejor cuidando tus palabras!

Por María Laura García

«La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.» (Proverbios 18:21).

Dicho de otra forma, a través de nuestras palabras que tienen poder tanto como el pensamiento, haremos nuestra vida peor o mejor. Si construimos y amamos con su uso, recogeremos frutos similares. Si esparcimos odio, envidia y crítica eso es lo que sembramos; y más temprano que tarde cosecharemos la negritud que sale de un alma herida y carente de bondad.

Si no tienes nada bueno que decir y con esas palabras no vas a contribuir a mejorar algo no hables, no escribas, no esparzas rumores, no seas tu sumando negatividad a un mundo que se está cayendo a pedazos por la rabia no reconocida y trabajada por el hombre. “Uno es dueño de lo que calla, pero esclavo de lo que dice” ¿Cuántas veces no has escuchado esto? Sin embargo ¿Cuánto daño haces a diario por no ser prudente?

“La muerte y la vida están en poder de la lengua” por eso cuando estés pensando en decirle algo feo o negativo a otro, detente y revisa honestamente ¿Qué está pasando en tu corazón? ¿Qué heridas tienes que sanar que te impulsan responder o dar acritud a otros? Para mi este ha sido un ejercicio sanador que además me ha llenado de prudencia. Veo mis imperfecciones, mis rencores no reconocidos por heridas no asumidas y mucho menos sanadas. Esto me lleva a ser más compasiva y generosa con los demás pues ¿Quién soy yo para juzgar a otros?

El que ama la vida y cuida sus palabras comerá de los frutos de la bondad que entregue a otros.

¿Por qué compartirles este versículo y una reflexión?

Todas las mañanas, recibo de alguien con quien me reencontré el año pasado y que conocí hace 33 años un versículo de la #Biblia. Es un gran obsequio que le pedí recibir a diario. Les invito a regalarse este hábito matutino, de abrir ese texto maravilloso y solo leer un párrafo, creo que es más que suficiente para reflexionar y con ello invertir en ser mejores personas. Revisar ¿Qué tal lo estamos haciendo? Nos permite crecer internamente y en bendiciones.

Cuántas veces hemos escuchado o leído que la palabra tiene poder y pensamos en que debemos ser mejores, y a los dos días estamos en el mismo nivel de ligereza en pensamiento o en acción. Pues la buena o mala noticia, es que no importa cuántas veces nos caemos, lo vital es que sepamos que, en todos esos desplomes nos podemos levantar para ser mejores. Se trata de un entrenamiento diario para tener un mejor interior y fachada ante Dios. Me caigo y me levanto, una y otra vez. Incluso me atrevo a afirmar, que cada vez nos caeremos menos, si tenemos la firme intención de mejorar y vivir en bienestar.

Uso adecuado de las palabras como camino hacia la felicidad…

No duden ni por un segundo que nuestras palabras y el lenguaje construyen nuestra realidad. Según el uso que le demos, ellas construirán nuestro estado de ánimo, nuestra actitud e incluso nuestro bienestar y felicidad. De la misma manera, el uso que hagamos de las palabras para relacionarnos con otros repercutirá en el concepto y en el ánimo de esas personas. Todo esto no son presunciones, está fundamentado por el trabajo, el análisis y el estudio de innumerables investigadores que han dedicado tiempo y recursos para constatarlo.

Debemos dedicar tiempo y reflexión a aprender a canalizar las emociones desde un lenguaje lo más positivo posible. Los especialistas en salud mental y PNL han descrito distintas herramientas para lograr saber qué se dice, por qué se dice y cómo se podría decir de otra forma. Aplicando dichas herramientas podemos mejorar nuestro lenguaje para cambiar de forma positiva todas las facetas de nuestra vida. Cambiando la forma de hablar y de hablarnos transformaremos para bien nuestra existencia.

Ten en cuenta que nuestros estados de ánimo son coherentes o directamente proporcionales con las palabras que decimos a los demás y a nosotros mismos. Nuestras vivencias, lo que nos sucede, depende directamente y en gran proporción de la visión negativa o pesimista que tengamos, pero, que a su vez esas circunstancias nacen del odio, el victimismo que reflejen nuestras palabras. Somos una construcción de nuestros pensamientos y el cómo los expresamos en palabras. Por ejemplo, nuestro bienestar se condiciona a diario con estas expresiones: “todo me pasa a mí”; “qué mala suerte tengo”, “para estar bien necesito estar delgado”.

Así que, mi recomendación es que busquemos ganar en herramientas para el crecimiento personal desde el uso de un mejor lenguaje, es decir, crear inteligencia emocional desde el empleo adecuado de las palabras, porque esto determina el camino vital. Sin duda, las personas muy felices usan ciertos patrones en su forma de hablar, igual que las personas infelices.

La palabra da forma al pensamiento, al cuerpo y al alma, y aunque resulte duro, las palabras que usamos son el reflejo de nuestro interior. No imaginan lo mal que me siento al escribir esto, pues reviso lo dura que soy muchas veces con otros, y eso no es otra cosa que el reflejo de mi insatisfacción personal que además otros no deben o tienen por qué padecer.

Espero que, llegados hasta aquí, hagamos todos un esfuerzo por usar siempre las palabras adecuadas para lograr sincronizar lo mejor de nuestro interior con lo que transmitimos al exterior. Busca identificar de la mano de un especialista aquellas construcciones negativas que te produzcan infelicidad, para cambiarlas por las que aporten equilibrio y felicidad, para ti y para los demás.

Las palabras que utilizamos tienen la capacidad de transformar nuestra realidad y alcanzar el bienestar, porque el lenguaje adicionalmente genera cambios en nuestro cerebro y modifica nuestra percepción del entorno que nos rodea.

¿Qué pasa con lo que nos dicen otros?

La mayor parte del tiempo no somos conscientes del efecto que pueden provocar las palabras que nos dicen en nuestro bienestar; y mucho menos aún, las que nos decimos nosotros mismos. Los especialistas, por ello advierten que, hay que cuidar con esmero nuestro diálogo interior, puesto que, para nuestro cerebro, todo lo que pensamos y nos decimos es cierto. Además, ese dialogo interior es el sustento de lo que expresaremos a otros.

Insisto, el lenguaje positivo tiene un papel fundamental en el bienestar emocional y la construcción de relaciones saludables. De ahí la importancia de tomar conciencia del verdadero valor de las palabras y de revisar cómo nos hablamos a nosotros y a los demás.

Finalmente, cultivar el arte de aprender a comunicarnos no solo es posible, sino casi urgente, porque de ello depende, 99%, nuestro bienestar interior, reafirmando nuestras fortalezas y autoestima. Esto a su vez, contribuirá a que tratemos a otros de la misma manera respetuosa gracias al uso de un mejor lenguaje. Ese crecimiento emocional te permitirá construir ambientes positivos y armoniosos, lo que se traducirá en relaciones más saludables, satisfactorias y enriquecedoras.

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