Abraham Sequeda: Urge un sistema sanitario eficiente, beneficioso y confiable

Es recomendable no alardear en relación a situaciones ideales, sobre un cambio rotundo en la manera de elaborar y ejecutar las políticas públicas en salud, especialmente cuando se piensa en una modificación sutil y acomodada; pero tampoco la afirmación es en términos peyorativos en cuanto a las expectativas y la urgencia de la construcción del sistema sanitario, que todo venezolano desea con tanta fuerza.

Lo que si se debe entender como punto de partida, es que tal sistema al día de hoy no existe y esto no debe llevar a cometer el error de endilgar la completa responsabilidad a los profesionales y demás trabajadores de esta estructura de servicio tan sensible para el bienestar de la población, más bien agradecer todo la abnegación de los que cumplen una real función.

Una pregunta casi infalible de los reclutadores de lo que llaman en las organizaciones los “recursos humanos”, es cuando se inquiere al entrevistado, dónde quisiera él estar en un tiempo determinado, por ejemplo 5 años. La respuesta va a reflejar el grado de compromiso consigo mismo, con la organización incluso fuera de ella; es decir, el objetivo claro, la decisión y capacidad de cambiarse a sí mismo, por lo tanto poder cambiar el entorno.

Los profesionales de salud requieren ser honestos, porque de la misma forma como ese entrevistado del ejemplo se proyecta y responde, así también los responsables de construir un sistema sanitario deben hacerlo con base a las necesidades existentes. Corresponde entonces a estos gremios nacionales y regionales, al margen de las emociones, estar trabajando muy duro preparando documentos técnicos para edificar escenarios deseados.

Se tendrá aún que superar algunos escollos; sin embargo, los que asuman la delegación de elaborar las políticas públicas en salud, su base legal y normativa, estarán listos para afrontar el reto de funcionar como transductores de información a los legisladores y producir ese sistema eficiente, beneficioso y confiable. Quizás en una primera etapa no sea necesario modificar el artículo 83 de la Constitución Nacional, pero habrá que hacerlo con el 84, 85 y 86.

Fundamentalmente no compete a una estructura del Estado (por venir), decidir el “diseño” de la sociedad venezolana o lo que denominan orden social, pero sí que a través de políticas públicas en salud y progresivamente la “salud en todas las políticas” como lo propone la OMS, proveer el amplio concepto de salud, logrando entonces una sociedad con las condiciones sanitarias óptimas para su mejor desempeño y toma de decisiones a todo nivel, con la concepción de una política liberal.

No se discute la aplicación inmediata y generalizada de la transformación de la estructura sanitaria del país, solo debe tenerse en cuenta la progresividad en la adecuación de los mecanismos para atender los grupos de necesidades reales y las emergencias. La estafa de la gratuidad para pagar una deuda social, como si existieran deudores y acreedores no es moralmente aplicable en sociedad, donde todos son responsables de todo.

El sistema sanitario eficiente, beneficioso y confiable apunta a contar principalmente con una fuente de financiamiento desde todos los sectores, tanto de personas naturales como jurídicas. El cambio de comportamiento se traduce en una administración rigurosa, fuentes de recursos constantes y responsabilidades bien definidas. La alícuota de cada individuo para mantenimiento del sistema de cobertura universal, no debe representar una carga adicional injustificada, sino estar implícita en los propios pagos de impuesto y otros aportes que los ciudadanos siempre están generando.

Como dato curioso ya para concluir, la cobertura no expone a los usuarios a dificultades financieras, por esa razón es que los recursos económicos acumulados y blindados de corrupción, van a responder a un acceso universal, oportuno y efectivo. Tanto se puede llegar, hasta establecer un servicio en salud desarrollado en los municipios.

Confiar en lo que se puede hacer, creer en la estructura transparente que rinde cuentas periódicamente, públicamente y que se somete a las auditorias que corresponden a la evaluación sistemática de la calidad y gestión de los recursos, será un síntoma de mejoría notable.

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